El Calvo Liberal y La Educación
Este post es una continuación de El Calvo Liberal y la Política.
Voy a empezar este post retomando un extracto de una entrevista a Jiddu Krishnamurti, filósofo hindú de principios del siglo XX:
«El mundo no es algo aparte de ti y de mí. Hay un hilo común de relaciones que nos teje a todos juntos. Fundamentalmente estamos todos totalmente conectados. Superficialmente las cosas parecen estar separadas. Especies distintas, razas distintas, culturas y colores distintos, nacionalidades y religiones y políticas distintas.
Si te fijas bien, inmediatamente verás que todos somos parte del gran tapiz de la vida. Cuando podamos vernos a nosotros mismos como parte de este glorioso patrón de relaciones, entonces los conflictos entre naciones, religiones y sistemas políticos se acabarán”.
El Liberalismo y la Educación
Desde mi perspectiva, el problema comienza en nuestras mentes, nuestros hábitos, nuestras vidas. Existe un condicionamiento constante que ha perdurado durante siglos. Estamos sujetos al condicionamiento y participamos en nuestro propio condicionamiento.
El juzgar, el prejuicio, los gustos y disgustos, todos forman parte del mismo problema. Se nos ha condicionado para creer que el observador es distinto a lo observado, que el pensador está separado del pensamiento. Este dualismo, esta división en compartimentos, es la madre de todos los conflictos.
¿Y como entra el liberalismo a debatir en estas cuestiones? En principio debemos entrar al debate sobre si la educación es un derecho o no. Podemos hablar de que las personas tenemos derecho a no ser educados como quieran otros, sino a educarnos de la manera que sea conveniente para nosotros.
Tenemos el derecho a educarnos en los valores que consideramos acordes a nuestra individualidad, siempre y cuando estos valores no entren en conflicto con nuestro prójimo, y de ser así, que dichos valores puedan ejercerse sin perjuicio de otras personas.
En pocas palabras, el liberalismo está en contra de la educación pública, no porque se nieguen derechos, algo de lo que ya hablaremos más adelante, sino que debemos tener clara la diferencia entre derecho positivo y negativo.
¿Es la Educación un derecho?
Retomando el análisis anterior, en el cual hablábamos de derechos positivos y negativos, podemos concluir inequívocamente que la educación es un derecho positivo. Fundamentalmente, los derechos positivos requieren que otros le brinden un bien o servicio, caso contrario a los derechos negativos, como la vida, la libertad y la propiedad, que prohíben a los demás, especialmente a las entidades gubernamentales, interferir con sus personas o sus bienes.
Desde la aparición del «estado de bienestar» de Bismarck, los derechos positivos se han convertido en el pilar de la formulación de políticas públicas en Occidente y en muchos otros países. Desde la educación hasta las pensiones, existe la idea de que el Estado debe obligar a las personas a participar en una determinada actividad o verse obligados a renunciar a parte de sus ingresos para proporcionar a otro individuo dicho bien o servicio.
En pocas palabras, la educación es un bien económico, no un derecho. Alguien tiene que pagar por dicho servicio. Hay que pagar infraestructuras, profesores, etc.
Ayn Rand y la Educación
Para Ayn Rand, “la educación significa desarrollar la mente del hombre para permitirle lidiar con los hechos de la realidad. En todas las especies vivientes, a los pequeños hay que enseñarles sus medios de supervivencia, lo que hacen los mayores. Si alguna vez has observado a los gatos o a los pájaros, verás que la madre le enseña a los gatitos a cazar o a los pájaros a volar.
En cada especie desarrollada, los padres les enseñan a los hijos las habilidades específicas necesarias para su supervivencia. Este proceso ciertamente se aplica a un ser humano, cuyos medios de supervivencia son los más complejos, y también son volitivos.
La herramienta básica de supervivencia del hombre es su mente, su facultad racional. Para llegar a ser un completo adulto y sobrevivir por sí mismo, un individuo necesita dos cosas: un conocimiento de los hechos (por lo menos hasta el nivel adquirido por sus mayores) y, aún más importante, el conocimiento de cómo usar su mente para adquirir más hechos.
El hombre es la única especie capaz de transmitir y expandir su conocimiento de generación a generación. Los animales pueden transmitirles a sus pequeños solamente las habilidades con las que han sido dotados por la naturaleza; no pueden transmitir conocimiento. El hombre sí que puede.
La cuestión crucial es cómo el hombre adquiere conocimiento. No sabe automáticamente lo que es verdadero o falso. No sabe automáticamente cómo validar sus conclusiones haciendo que se correspondan con los hechos de la realidad. La habilidad de adquirir conocimiento – lo que significa: de razonar – no es innata.
El hombre nace sólo con la capacidad de pensar, pero tiene que descubrir cómo usar esa capacidad. Tiene que descubrir las leyes de la lógica, las leyes a través de las cuales puede validar su conocimiento y determinar lo que es verdad”.
¿Cuál debe ser el papel de la educación?
El objetivo básico de la educación, empezando con el niño pequeño y acabando en la universidad, es entrenar al joven a usar su mente. Hay que darle ciertos hechos fundamentales que la humanidad ya ha adquirido, para que no tenga que empezar desde cero como un salvaje en la selva.
Pero, por encima de todo, hay que enseñarle cómo adquirir conocimiento. Cuando un hombre acaba la universidad, por lo tanto, debe tener el conocimiento básico en el campo específico en el que se está especializando, y debe saber cómo extender ese conocimiento. Debe saber cómo pensar.
Es en esto precisamente en lo que la educación moderna ha fallado estrepitosamente. No sólo no le proporciona al estudiante los hechos básicos, sino que está diseñada – casi como si hiciera de forma deliberada – a negar su capacidad de pensar. Si los jóvenes de hoy no son neuróticos cuando entran en la universidad, tienen una buena probabilidad de serlo cuando salen de ella. Toda esa tendencia anti-racional en la filosofía de la educación está diseñada para paralizar la mente conceptual del hombre.
Es por ello que los liberales nos oponemos totalmente a la educación pública y a cualquier otra forma de actividad pública impuesta por la fuerza. El estado actual de nuestras escuelas públicas es una indicación de por qué el uso de la fuerza es tan desastroso.
Puede haber, desde luego, algunas excepciones en escuelas específicas, pero como sistema, la educación pública inculca conformidad social y obediencia, no independencia. Cuando la educación está en manos del Estado, entonces los profesores, para poder ser honestos, tendrán que apoyar el sistema para el cual trabajan. Tendrán una tendencia a aprobar las ideas del estatismo, de obediencia al estado. Spinoza fue quien hizo una observación idéntica sobre las escuelas administradas por el Estado.
Sólo un sistema privado puede inculcar la razón. En las escuelas privadas – igual que en todas las iniciativas privadas – se enfatiza la idea de independencia, de valerse por sí mismo, de racionalidad. De nuevo, puede que haya excepciones entre profesores específicos, pero a esto es a lo que conduce la educación privada, por su naturaleza.
Una última reflexión sobre la educación
Me pregunto por qué reciben ustedes educación. ¿Lo saben? Tan pronto tienen edad suficiente, sus padres les envían a la escuela, ¿pero saben ustedes por qué van a la escuela? Todo lo que ustedes y sus padres saben es que deben ir a la escuela y educarse.
Ahora bien, ¿Qué significa que a uno le eduquen? ¿Alguna vez han pensado al respecto? ¿Significa meramente aprobar exámenes para que más tarde puedan casarse, tener alguna clase de empleo y continuar en ese empleo, les guste o no, por el resto de sus vidas? ¿Es eso la educación?
Asisten a diversas escuelas donde se les educa, o sea, que aprenden matemáticas, historia, geografía, ciencia y demás. ¿Por qué? ¿Se lo han preguntado alguna vez? ¿Es meramente para que después se ganen la vida? ¿Es ése el propósito de la educación? ¿Es la educación tan sólo un asunto de rendir exámenes y poner unos cuantos títulos junto a sus nombres, o es algo por completo diferente?
Si miran a su alrededor, verán en qué espantosa confusión se encuentra el mundo. ¿Ven al pobre que tiene muy poco para comer, que carece de días festivos y debe trabajar día tras día, de la mañana a la noche, mientras los padres de ustedes acuden al club en lujosos automóviles y allí se divierten? Ésa es la vida, ¿verdad? Están el pobre y el rico, los enfermos y los que gozan de buena salud, y en todo el mundo hay guerras, desdichas, toda clase de infortunios.
¿Acaso no deberían ustedes reflexionar sobre estas cosas mientras son jóvenes? Pero ya ven, en sus escuelas no les ayudan a prepararse para afrontar esa vasta extensión de la vida con sus extraordinarias luchas, desdichas, sufrimientos, guerras… nadie les habla sobre todo esto. Sólo les comunican los hechos desnudos, pero eso no es suficiente, ¿verdad?.
Espero que este post, El Calvo Liberal y la Educación, te haya gustado. En próximos días hablaré sobre la economía, vista desde mi perspectiva liberal.
Si deseas saber más de mi, puedes pinchar en ¿Quién es El Calvo Liberal?