El Calvo Liberal y la participación en política

El Calvo Liberal y la participación en política
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El Calvo liberal y la participación en política

Los liberales y/o libertarios solemos confrontar las ideas colectivistas en conversaciones o debates y generalmente ganamos cuando los datos y la evidencia empírica es incontestable.

Nuestro fallo no está en el diagnóstico, ni tampoco en las posibles soluciones o alternativas. Nuestro fallo está en que no tenemos cómo aplicar dichas soluciones o alternativas.

¿Y por qué digo esto? Lo resumo en una frase: PORQUE LOS PERSONAJES REFERENTES DEL LIBERALISMO NO ENTRAN EN POLÍTICA.

Por supuesto que la batalla cultural es importante. Incluso diría que si el liberalismo puede lograr algo concreto en política, será gracias a una batalla cultural previa.

También puedes leer mi post con mi opinión sobre la política en este enlace

 

¿Cuáles son los antecedentes históricos en el mundo?

Tenemos los casos históricos recientes de Reagan, Thatcher y más recientes, aunque menos relevantes, como Milei en Argentina. Sin política, el liberalismo está y siempre estará en desventaja con la izquierda y el colectivismo.

No poder o no ser capaces de aplicar las ideas liberales al 100% de entrada, pero sí aplicarlas poco a poco, no es un fracaso sino pequeños avances que irán calando en la forma de pensar de esta sociedad acelerando el proceso a medio y largo plazo. Suiza o Liechtenstein no se convirtieron en los países que son de un día para otro.

 

¿Existen antecedentes de participación política liberal en Hispanoamérica?

Debemos aferrarnos siempre a las ideas de media y larga duración, pero acciones concretas aquí y ahora. Convendría escuchar a Milei cuando habla de reformas de primera, segunda y tercera generación para entender este punto. Por ejemplo, una de las grandes disputas liberales es la reducción del tamaño del estado y eso se logra, entre otras cosas, con una reducción del funcionariado público.

Es sabida la postura de Milei al respecto, con lo cual creo que no atacó de lleno en este sentido por un motivo que él le llama orden de magnitudes. Es decir, antes de proponer bajar el gasto, él cuestiona la legitimidad de este, del déficit fiscal y de los impuestos (desde una perspectiva moral), lo que personalmente me parece genial porque se desentiende de una postura política partidaria, y lo pone en una posición más criteriosa, y además, al estribar sus argumentos a un vínculo emocional (moral), su discurso es funcional políticamente (también considerando las circunstancias políticas y económicas de Argentina).

Sin embargo, su discurso aún durante campaña fue sin tapujos contra la política (casta le llama), de modo que arremete implícitamente contra todo lo que ello implica con la misma magnitud que antes de, y más aún, hay archivos que evidencian todas sus consideraciones políticas (archivos que lo hicieron bastante conocido, de hecho).

De todas formas, sí que planteó algo inmediato contra los funcionarios públicos (aunque más bien para el marketing liberal), dijo que presentaría un proyecto para renunciar al sueldo político de forma opcional, de manera que si no lo llegaran a aprobar quedaría en evidencia la intención parasitaria de los políticos que eventualmente se opusieran.

 

¿Cuáles son los pasos que deberíamos seguir?

Pese a que la utilidad política no sea más que propaganda libertaria, es bastante interesante plantearlo como un apalancamiento para proyectar un posible mejoramiento de la plataforma política actual y consolidar una base política que habilite entonces reformar liberales.

Hacen falta liberales desde fuera para ir haciendo la crítica del sistema, pero sin liberales dentro del sistema, no hay nadie para aplicar políticas liberales. Entonces si tú das la batalla cultural en las redes o en tertulias, y la gente se va convenciendo, ¿a quien van a votar esa gente en las elecciones?

Hace pocos días en un debate entre liberales, Juan Ramón Rallo afirmaba que es imprescindible que haya liberales dentro y fuera de la política, aunque sin embargo, mencionaba que desde la política solo se puede forzar muy poco el consenso hacia la libertad.

Obviamente no estoy de acuerdo con dicha afirmación. No pretendo saber más que Rallo en estos asuntos, pero voy a los datos y la evidencia empírica. Muchos liberales, minarquistas e incluso anarcocapitalistas como Huerta, afirman que Suiza es a día de hoy, como mínimo, uno de los estados ejemplo, un estado al que copiar. Mi pregunta es: ¿cómo se ha llegado a ese estado? ¿Desde la batalla de las ideas o desde la política?

 

¿Debemos los liberales entrar en política?

Sí, los liberales deberíamos entrar en política por varias razones:

-Si sólo decidimos ver » los toros desde la barrera» nunca cambiará nada en este país (por mucha batalla cultural que se esté dando). Entiendo que «nadie» quiera ser el liberal que se manche las manos, pero hacen falta más liberales como Milei y menos zascas en Twitter a socialistas que no sirven para NADA a la hora de cambiar un país.

-Actualmente si todos los liberales con presencia en redes sociales formáramos un partido para cambiar las cosas desde dentro, contarían de partida con la mayoría de votantes que serían sus suscriptores actuales y posiblemente gente de sus entornos cercanos, por lo que se podría dar la batalla desde dentro del parlamento y en el escaño, donde las ideas liberales tendrían un espacio de opinión y debate en todas las televisoras actuales, llegando a una mayor audiencia.

La opinión de los ciudadanos ha sido moldeada durante años, adoctrinada por encargo en los centros educativos y medios de comunicación en función de la conveniencia de los intereses de cada CCAA. Madrid, Euskadi, Cataluña, la educación es diferente y sus alumnos son adoctrinados de manera diferente y de mayores piensan diferente. ¿Cómo se cambia eso?

La respuesta es simple: entrar al sistema cuando la batalla cultural se haya ganado, no antes.